La relajación aporta a nuestro estado mental, al mismo tiempo nos ayuda a equilibrar el metabolismo, el ritmo cardíaco y la respiración, también nos libera de posibles tensiones, ya sean musculares o psicológicas que se van acumulando con el paso del tiempo.
Poniendo en práctica determinadas técnicas de relajación conseguimos una intensa sensación de bienestar, calma y tranquilidad, muy próxima a la que experimentamos con el sueño profundo, con la diferencia de disfrutarla en un estado de vigilia.
Al estar relajados conseguimos un alto estado de sensibilidad y receptividad natural, lo que desemboca en una mayor atención desde cada célula de nuestro cuerpo. Esto hace que el gasto de energía sea mínimo y repercuta positivamente en nuestro estado general, sobre todo en el psicológico.
Relajarse es la mejor solución para hacer frente al día a día, donde las prisas, los miedos y el estrés son los protagonistas; es importante indicar que la relajación no puede sustituir la visita al médico o cualquier tratamiento que el especialista haya prescrito.